El camino del emprendimiento no es sencillo ni asegura el éxito ni se adapta a improvisaciones cuando destinamos nuestros recursos a un proyecto en el que creemos firmemente. Llegará el momento de cruzar el rubicón con determinación y firmeza para alcanzar los objetivos marcados poniendo en marcha la empresa en la fecha prevista.
En el año 49 a.C. el río Rubicón de estrecho caudal y fácil de cruzar servía de frontera entre las provincias romanas y la Galia Cisalpina, marcaba el límite del poder romano.
A ningún general le estaba permitido atravesar aquel río con su ejército en armas pero Julio Cesar tomó la decisión de cruzarlo e hizo famosa la frase "alea jacta est" (La suerte está echada).
Ese atrevimiento fue clave.
"A los que se atreven les sonríe la fortuna" Virgilio
Hoy "cruzar el rubicón" supone un punto crítico, un punto que impulsa al cambio y que una vez traspasado no permite la vuelta atrás. La única opción que queda es la de seguir adelante.
Julio Cesar se encaró con su gente cruzando aquel río, una frontera que le habían impuesto. Al final salió victorioso proclamándose líder, un líder que tuvo que tomar decisiones difíciles y arriesgadas para demostrar seguridad en sí mismo y provocar la adhesión de otros.
Tuvo que ser un gran líder valiente y entusiasta con una gran capacidad de convicción que como a los demás hombres le definían sus pensamientos pero a diferencia de otros no tenía imposiciones en su mente ni conceptos limitantes aprendidos como por ejemplo: "no puedo" o "eso es imposible"
Fueron su audacia, su osadía yendo siempre por delante con su visión a largo plazo para convertirse en emperador, la generosidad con sus soldados, su carisma y su personalidad arrolladora lo que le hicieron sobresalir por encima del resto.
Conocía la política, la milicia, el derecho y la literatura y tuvo grandes dotes organizativos y de comunicación para tenerlo todo bajo control con una gran capacidad de reacción ante lo inesperado.
Persuasivo para llevar a cabo todos sus logros y llegar a lo más alto.
Al final quizás porque había acumulado demasiado poder por su ambición o porque se había convertido en un tirano no supo realizar los cambios políticos y sociales que se necesitaban y que hubiesen podido evitar la conspiración en su contra para aplacar el odio y la envidia que le tenían algunos senadores.
Tras su asesinato se produjo una gran conmoción en Roma paralizándose proyectos y sumiéndola en un caos. La suerte estaba echada.
Hola Javier.
ResponderEliminarExcelente entrada, fíjate que hay ciertos dichos como este de cruzar el Rubicón, que muchas veces decimos sin conocer realmente su significado.
Así que personalmente me ha servido como aprendizaje y como disfrute de tus letras.
Gracias y te envío un gran saludo.
Hola Miguel, la historia nos dejó su sabiduría, también en forma de proverbios o expresiones que se transmiten de generación en generación y que son fruto de experiencias que dejaron su huella. Un abrazo.
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